Lunes Santo con la sensación de las noches históricas de procesión

12 de Abril de 2022

Entre la multitud, en medio de un sobrecogedor silencio como hacía tiempo no se vivía en Cuenca, con muy alta participación de hermanos y con la sensación de las noches históricas de procesión.

Así desfiló en la noche de este Lunes Santo la M. I. V. H. P. del Stmo. Cristo de la Vera Cruz, tres años después de su última salida procesional en 2019. Tal vez si hubiera tenido lugar en 2020 el desfile en el que la Hermandad celebraría su 25º Aniversario, hubiera sido así. Tal vez, ayer la Vera Cruz escenificó lo que llevaba tres años – dos Semana Santas – soñando. Nunca lo sabremos.

Lo que sí atesoramos ya para el recuerdo son los abrazos previos en la Catedral – los que pudieron darse los hermanos y los que se dieron de otra forma, mirando al cielo más allá de las bóvedas del templo – ese pasar lista y tallar de banceros, esa reliquia de la Vera Cruz que volvía a atornillarse a las andas del Santísimo. Esos hachones que este año ya no encendía solo Armando Martorell, sino también su hijo Mario: relevo en noche nazarena.

Lo que sí guardaremos en la memoria será el haber vuelto a ver a la Vera Cruz por la girola de la Catedral, tirando de pericia y buen hacer en la zona estrechada por el andamio. La salida a una Plaza Mayor abarrotada como prácticamente no se recuerda un Lunes Santo. Y el silencio. Sobre todo, el silencio. Ese silencio que se iba abriendo paso con la Cruz de Guía. Que enmudecía la ciudad, bajaba las luces de la hostelería, impregnaba el aire de un profundo sentido penitencial.

Lo que conservaremos serán los sonidos que pudimos escuchar con claridad gracias al silencio: el tambor velado, las voces afinadas y misericordes del Alonso Lobo, los golpes en el anda, las instrucciones precisas del capataz. El frotar del terciopelo de capuces y guiones contra el aire de la noche conquense. Y las Palabras. Por supuesto las Palabras.

Cuando, al filo de la 1:30 de la madrugada, el Santísimo Cristo de la Vera Cruz entraba en San Esteban con todo el rito cumplido, estación por estación, pareció que el tiempo no había transcurrido. Como si en Cuenca nunca, nunca hubiéramos dejado de procesionar. Como si los sencillos testimonios de ausencia – el crespón en el estandarte, la rosa roja a los pies del Señor, esos huecos en las filas que, sin estar en realidad (el desfile marchó compacto y bien organizado en todo momento), todo el mundo veía – fueran en realidad de otro plano temporal, de otro lugar.

Puede que la de anoche fuera una procesión brillante porque es la que la Hermandad hubiera querido poner en la calle en su 25º Aniversario. O puede que lo fuera, tal vez, por todos esos nazarenos que, por primera vez desde el cielo, no se la han querido perder.

Las Siete Palabras en la prensa

Aires de un Lunes Santo sin parangón (Voces de Cuenca)

Respeto, silencio y participación en la procesión penitencial de la Vera Cruz (Las Noticias de Cuenca)

Cuenca acompaña a la Vera Cruz en la reflexión del Lunes Santo (CuencaNews)

Diálogos y conversaciones interiores en un silencioso Lunes Santo conquense (Enciende Cuenca)

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